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Foto del escritorMonica Larrea

El arrepentimiento comienza en casa

Muchas veces como padres tenemos la mejor intención de entrenar a nuestros hijos en la oración, pero podemos distraernos, olvidarnos y perder de vista nuestra tarea. Sin embargo, nunca es demasiado tarde para hacer los ajustes necesarios. Queremos brindar un primer paso práctico y efectivo que nos ayude a experimentar la bendición de convertirnos en una casa de oración.


Arrepentimiento: Todo comienza con nosotros como padres reconociendo que hemos cometido errores. Durante demasiado tiempo se ha creído que los padres no deben pedir perdón a sus hijos, pero esa idea no podría estar más lejos de la realidad. Es bíblico, y es necesario. Pedir perdón no es solo algo que debemos enseñar a nuestros hijos, sino que también debemos modelarlo con nuestro ejemplo. En 2 Crónicas 7:14 dice: “Entonces, si mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, se humillare, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos, yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y restaurar su tierra” (NTV). Este versículo dice: “si mi pueblo… se humilla…” “¡Mi pueblo” se refiere a nosotros! Humillarse es adoptar una actitud de humildad ante una situación o ante una persona; es reconocer que nos hemos equivocado que hemos pecado.


Próximos pasos prácticos:

1. Comience por arrepentirse ante nuestro Padre Celestial.

2. Si puede, continúe en arrepentimiento con su cónyuge. Alguien debe tomar la iniciativa. Os animamos a tener una actitud humilde y receptiva; generalmente ofendemos a quienes más amamos; por eso es importante dar este paso juntos.

3. Finalmente, invite a sus hijos al proceso de arrepentimiento. Puede tomar cada uno por separado y tener algo de tiempo para preguntarles específicamente cómo puede haberlos herido, y también puede arrepentirse de la falta de oración.


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